sábado, 17 de diciembre de 2011

El siglo XX: explosión de la cultura fotográfica

La último década del siglo XIX y el comienzo del siglo XX suponen en la fotografía un avance espectacular con respecto a décadas anteriores. La fotografía consigue ser aceptada por las masas sociales, de ahí los numerosos retratos de personas, y se populariza entre la gente.
Uno de los aspectos más revolucionarios fue la construcción de cámaras con obturadores mecánicos que permitían captar exposiciones de 1/1000 de segundo. Esto supuso una liberización y dinamismo de la fotografía, ya que no necesitaban retirar la tapa del objetivo, controlarla manualmente...
A parte de cámaros, podemos destacar que en a principios de siglo XX, nacieron muchos procedimientos y metodología distinta y característica que permitió el avance, la modernización y la perfección de la fotografía, como por ejemplo  el papel de albúmina, papel de celoidina, marfilotipos, cianotipos, ferrotipos...






Pero la revolución llega en 1888 con el invento de la cámara Kodak: una pequeña cámara -en puridad un cajón- provista de un objetivo capaz de fotografiar sin enfocar previamente cualquier objeto situado a una distancia superior a tres metros. Al accionar el resorte mecánico del obturador, la luz pasaba hasta impresionar una pequeña parte de un rollo de papel -preparado químicamente en laboratorio- que posibilitaba hasta cien exposiciones, y muy pronto se transformó en película por el propio inventor Eastman, que la lanzó al mercado con el lema: "Apriete usted el botón...nosotros hacemos el resto", pues se enviaba la cámara -con el rollo dentro- a la fábrica Kodak, devolviéndola cargada de nuevo con las correspondientes fotografías hechas antes. Las cámaras de bolsillo de 9 x 12 cms. proliferaron a partir de entonces y favorecieron la aparición del fotógrafo aficionado.
Los aficionados provocarán un terremoto que agrietará la estructura de la fotografía profesional, reconduciendo su carrera muchos de los operadores que hasta entonces trabajaban plácidamente en sus estudios, derivando sus obras hacia las revistas ilustradas, que se consolidan en los últimos diez años del s. XIX merced a las revistas gráficas Blanco y Negro, Nuevo Mundo y La Revista Moderna.

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